Tanto la ISO 14001 como el Reglamento EMAS hablan de “toma de conciencia" de los trabajadores en materia ambiental. Esta toma de conciencia se hace a través de la sensibilización ambiental de los trabajadores, es decir, la formación necesaria para que haya un compromiso ambiental por parte de los mismos.
Esta toma de conciencia es algo fundamental ya que los trabajadores son la herramienta para alcanzar los objetivos que la empresa se haya planteado en materia ambiental. Si bien es muy importante la responsabilidad que deben asumir la Dirección de la empresa en la protección y mejora del medio ambiente, es también muy necesaria la labor que los trabajadores pueden realizar.
Cada vez somos más conscientes de las problemáticas ambientales y de las negativas consecuencias del ser humano sobre el medio ambiente. La conservación y la protección del medio ambiente se presentan como una componente esencial para el mantenimiento de los recursos productivos, la consecución de un modelo económico más equitativo y la protección de la salud y el bienestar social.
Dentro de la sensibilización ambiental encontramos:
- Estudio de la situación de partida. Realizar “una foto” de la situación actual de la empresa.
- Identificar las problemáticas ambientales que se producen como consecuencia de las actividades que desarrolla la empresa
- Necesidad de establecer medidas que nos ayuden a minimizar el impacto de dichas actividades. Búsqueda de Soluciones
Dentro de la sensibilización ambiental encontramos lo que se conoce como Buenas Prácticas Ambientales.
Las Buenas Prácticas Ambientales son un conjunto de recomendaciones prácticas, útiles y didácticas que sirven para modificar o mejorar los comportamientos ambientales que se llevan a cabo de forma habitual, ofreciendo medidas alternativas. Son muy útiles y sencillas de aplicar, tanto por su simplicidad como por los sorprendentes resultados que se obtienen, contribuyendo de esta manera a conseguir, entre todos, un objetivo fundamental: el Desarrollo Sostenible.
Las empresas, no importa el tamaño o el sector, consumen gran cantidad de recursos naturales y generan gran cantidad de contaminación, siendo así responsables en gran medida de la degradación ambiental existente. Sin embargo, también disponen de conocimientos y la capacidad aplicar mejoras en el sistema productivo o en la prestación del servicio, reduciendo de esta manera el consumo de recursos y la contaminación ambiental.
Es por ello que establecer unas buenas prácticas ambientales en la empresa es una herramienta básica que aporta un inmenso beneficio:
- Reducción de costes asociados a la producción o prestación de servicio
- Cumplimiento de la legislación ambiental lo que ocasiona evitar sanciones
- Mejorar la imagen de la empresa (cada día más importante en un mercado tan competitivo)
- Aumentar la competitividad
Es decir, que el establecimiento de Buenas Prácticas Ambientales genera unos beneficios que se reflejan no solo en el medio ambiente global y local sino también en los balances económicos de la empresa.
Existen numerosas guías de Buenas Prácticas Ambientales publicadas por organismos oficiales que ayudan a las empresas a establecer de manera aún más sencilla estas medidas.
Como ejemplo, os dejamos Buenas Prácticas Ambientales en la conducción, un aspecto fundamental para la gran mayoría de las empresas y más si se tiene en cuenta el progresivo aumento del precio del combustible en los últimos años:
- No dejar que se caliente el motor con el vehículo parado, hacerlo con el vehículo en marcha. De forma suave hasta alcanzar su temperatura normal de funcionamiento, (uso correcto del motor). Si el motor se fuerza en frío, se originarán consumos excesivos, contaminación y averías.
- Elección de los vehículos más adecuados para el tipo de trabajo de la organización y que sean más respetuosos con el medio ambiente.
- Evitar frenazos, arranques, velocidades excesivas y paradas innecesarias que consumen mucho combustible de manera inútil.
- Uso correcto de la caja de cambios, su manejo adecuado dependerá del perfil de la ruta. Todo ello, influye en el consumo de combustible.
- Un correcto mantenimiento de los vehículos permite evitar que se generen contaminantes en exceso.
- Mantener los neumáticos a una presión normal.
- Realizar el mantenimiento (cambio de aceite...) en lugares apropiados para ello, en talleres que cumplan con la legislación.
- Planificación de las rutas a seguir: A menos Kilómetros recorridos, menor combustible gastado.
- Evitar, en lo posible, la conducción por zonas de tráfico congestionado, que contribuyen a la generación de contaminantes atmosféricos.
- Emplear siempre y cuando sea necesario sistemas de aire acondicionado que no dañen la capa de ozono.
¿Sabías qué...?
Un aumento de velocidad del 20% (pasar por ejemplo de 100 a 120 km/h), significa un aumento del 44% en el consumo (de 8l/100 km a 11,5l/100 km).
Circulando en cualquier marcha, sin pisar el acelerador, y por encima de 1.500 r/min, o unos 20 km/h, el consumo es nulo.
Los vehículos diesel consumen entre un 20% y un 30% menos de combustible.
Un vehículo bien reglado usa un 9% menos de gasolina.
La conducción eficiente permite unos ahorros medios de un 15% de carburante, una reducción de emisiones contaminantes y un aumento de seguridad en la conducción.